La Copa del Rey entra en su fase
más decisiva, para muchos (yo incluido) es una competición venida a menos, las
primeras eliminatorias sirven para foguear a los reservas de cada conjunto y
normalmente los equipos priorizan la liga o la competición Europea… pero
llegados a este punto todos quieren llegar lejos, ven la posibilidad a corto
plazo de plantarse en una semifinal, y eso ya son palabras mayores.
La copa también sirve a muchos
equipos para recuperar jugadores, rescatarlos de ostracismo y hacerles ver que
son importantes, esto es precisamente lo que me gustaría destacar, el ejemplo
claro lo tuvimos ayer con David Villa.
El delantero asturiano desde su
grave lesión no cuenta con minutos importantes, estaba siendo el foco de rumores
incómodos e incluso de “supuestas” situaciones complicadas con Messi; pero
anoche nada de eso influyo, apareció el mejor “Guaje”, cierto que contra un
equipo menor y con la eliminatoria encarrilada, pero los dos goles que consiguió
hay que meterlos juegues contra quien juegues.
Villa ha sido siempre un
depredador, un cazador, alguien comprometido y en ocasiones obsesionado con el
gol, yo lo vi debutar en directo en la Romareda en su primera temporada con el
Zaragoza, ese partido no marcó, pero dio una exhibición de desmarques, presión,
movimientos y regates; en definitiva desprendía ambición por todos los poros (a
la vez que calidad). Han pasado los años y ayer pude ver esas mismas características
en David, puede que con menos velocidad y explosividad, pero quizá con más
inteligencia y conocimiento del juego; el tiempo transcurre inexorablemente
pero los valores del mejor delantero que ha tenido España en todos los tiempos
no caducan… y eso me alegra porque dice mucho de la personalidad de Villa.
Ayer escribí que Cristiano Ronaldo
era un deportista 10 y un profesional extraordinario y hoy no puedo sino decir
lo mismo de David Villa, actuaciones como la de ayer no merecen otra cosa.
Ahora solo desear que siga demostrando su valía en la Liga española y por
supuesto en la Selección.
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